Una amplia
mayoría de los antropólogos coinciden en que, en los diversos contextos
socio-históricos y culturales en los que el ser humano se ha
desarrollado, se encuentra algún tipo de organización familiar con
características fundamentales muy semejantes.
Aún con sus obvias
diferencias, estas conformaciones familiares procuran establecer
estructuras y dinámicas que les proporcionen a sus miembros cierta
estabilidad y bienestar para el cumplimiento de sus funciones naturales y
sociales como lo son garantizar la descendencia, el cuidado, la crianza
y la educación de los hijos, entre otros.
El bienestar y la
felicidad son aspiraciones humanas muy válidas, y es en el seno de la
familia donde las personas encuentran las formas más genuinas y
permanentes de bienestar y felicidad. A lo largo de la historia, las
posturas más individualistas y egoístas rara vez han posibilitado
bienestar y felicidad duradera.
Es en el contacto
con los demás, en la construcción de lo colectivo, en el esfuerzo
compartido, en la unidad de voluntades, en la entrega solidaria, donde
se alcanzan los mayores grados de bienestar y felicidad humana.
Pero la búsqueda
del bienestar y la felicidad no son tareas que se alcanzan y concluyen
en un tiempo determinado. Son procesos en permanente construcción. Y
es la familia un lugar donde este proceso se facilita, afianza y
consolida de mejor manera.
Bienestar
De
acuerdo con la Real Academia Española, la palabra bienestar viene de
"bien" y de "estar", es decir se trata de estar bien, del conjunto de
las cosas necesarias para vivir bien, de una vida holgada o abastecida
de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.
Desde esta
perspectiva, el bienestar nos dirige a la búsqueda de condiciones
necesarias que le permitan al individuo y a la familia vivir bien, con
tranquilidad, desde el punto de vista material, emocional y psíquico.
El bienestar
familiar es un reto que produce, cuando se vive, una gran satisfacción.
Se adquiere mediante un proceso en donde los miembros del hogar se
constituyen en actores protagónicos de esa construcción de bienestar.
Entre más sólida,
saludable y funcional sea la familia, en cuanto a su estructura y
dinámicas, hay más posibilidades de que ella y sus miembros alcancen
grados más elevados de bienestar en áreas como educación, seguridad
física, relaciones entre padres e hijos, funcionamiento de la pareja,
salud sexual y reproductiva, salud mental, salud física, ingresos y
trabajo, vivienda, adicciones y satisfacción de vida.
Felicidad
La
Real Academia Española define felicidad como el estado de ánimo que se
complace en la posesión de un bien, es satisfacción, gusto y contento.
Sin embargo, la
felicidad está referida más a aspectos que se logran desde lo interno
de las personas, que por factores propiamente externos y exclusivamente
materiales.
Muchos
especialistas prefieren hablar más de momentos felices que de un estado
permanente de felicidad en las personas. No obstante, la felicidad
también debería observarse como un proceso de búsqueda y conquista
permanente, a nivel personal y familiar.
La felicidad debe
encontrarse a partir de un estilo de vida que permita, por encima de los
factores externos momentáneos, el equilibrio, la armonía y la
estabilidad física, emocional, mental y espiritual.
De esta forma, la
felicidad viene desde adentro de las personas y de las familias,
dependen poco de lo material y mucho más de la valoración y salud de lo
que es trascendente, del corazón y de la mente de cada persona.
Familia creadora de bienestar y felicidad
En el transitar de
la vida, las familias enfrentarán desafíos, dificultades y adversidades.
También habrá momentos de disfrute y alegría. Pero por encima de las
circunstancias y de los factores externos transitorios, las familias
deben construir estructuras y dinámicas que les permitan caminar seguras
en procura del mayor bienestar y felicidad posibles.
Esta labor se logra
poniendo atención en lo que es realmente importante, en el cuidado de
las relaciones familiares, en los pequeños y relevantes detalles que
reafirman el amor, la solidaridad y la unidad familiar.
Este debe ser el
objetivo y el trabajo cotidiano de las familias y de sus miembros. Y
para lograrlo se deben constituir familias fuertes y saludables,
estables y sostenibles, familias unidas, que trabajen juntas, que
decidan enfocarse sí en el bienestar, pero sobre todo en la felicidad
integral de cada uno de sus miembros.
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