Seguramente si este artículo fuera escrito desde una creencia creacionista, podríamos afirmar, sin lugar a duda, que
Dios fue el inventor de la
psicología inversa, ¿qué esperaba Dios al decir que podían tomar de cualquier fruto menos de aquel manzano?
Estaba claro, en cuanto Dios se diera la vuelta probarían la manzana prohibida…
Con esta pequeña introducción queremos hablaros un poco de la
psicología inversa,
que significa, si realmente es tan eficaz como algunos piensan y si en
algunos casos no deja de ser una técnica con el fin dudoso de manipular a
los demás para obtener algo que deseamos
La psicología inversa es una técnica descrita por primera vez por
Vicktor Frankl, psiquiatra que preguntaba a sus pacientes
¿Por qué no se suicida usted?
Con la intención de que al imaginárselo el paciente encontrara algún
motivo para no hacerlo y se trabajara a partir de ese motivo.
Podríamos definir la
Psicología inversa como una
técnica conductiva sutil que trata de conseguir un efecto en otra
persona haciéndole creer que quieres que haga algo que en realidad no
quieres. El éxito radica en lo que se llama resistencia psicológica, que
es la dificultad que ponemos a hacer algo que nos es impuesto, que nos
mandan o que nos piden cuando sentimos que hacerlo afecta a nuestra
libertad o autonomía.
Gracias a esta resistencia las personas tienden a hacer lo contrario a
lo que se les dice, simplemente para demostrar que son libres para
elegir, autónomos en la decisión y capaces de tomar su propio camino.
En la actualidad la
psicología inversa se utiliza
mucho en publicidad, en campañas de marketing, y es un campo muy amplio
dentro de la psicología social. Como podemos ver en esta fotografía de
reclamo
Incluso en el cine vemos campañas que utilizan esta técnica
persuasiva, Steven Spielberg cuando estreno “tiburón” y todavía no era
el rey midas del cine, llamo la atención del público sugiriendo que no
vieran esa película como diciendo que pasarías tanto miedo que era mejor
no entrar a la sala de cine, evidentemente la gente acudió en masa a
ver eso que recomendaban que no se viera, y a partir de ese estreno
multitud de películas, rezan con el subtítulo de “desearas no a ver
visto esta película”.
En la segunda parte de está entrada, hablaremos de la aplicación de la
psicología inversa
en la psicología clínica, más conocida como intención paradójica,
también alguna indicación en niños y adultos y valorareis si está
técnica puede ser un arma de doble filo.
PSICOLOGÍA INVERSA. UN EJEMPLO CON NIÑOS
Tras conocer en la primera entrada unas pinceladas de la definición
de la Psicología inversa y sus diversas aplicaciones en publicidad,
vamos a comenzar está segunda parte con un ejemplo de una técnica de
Psicología inversa aplicada a niñ@s, lo haremos desde un punto de vista
conductual.
Supongamos…
Queremos fomentar la lectura en nuestro hij@ de 6/7
años, para ello le estamos facilitando algún cuento o cómic adecuado
para esa edad.
La lectura al principio es lenta y poco gratificante por lo que el niñ@ prefiere jugar con sus videojuegos.
Tanto los primeros cuentos como los primeros videojuegos son algún
novedoso para nuestro niñ@, se está adentrando a un mundo nuevo para él y
normalmente ante algo novedoso en la infancia respondemos con
entusiasmo y mucha curiosidad.
¿Qué es lo que solemos hacer?
Como lo que quiero es fomentar la lectura pero parece que al
principio le cuesta, ya que su lectura es lenta y poco gratificante, le
proponemos un pequeño trato: “Si lees este cuento durante media hora
podrás jugar a tu consola durante la hora siguiente”
¿Qué mensaje estamos mandando?
La lectura es el medio para conseguir el
videojuego, el niño va a aprender que si lee durante un rato (al
principio aprender a leer es bastante farragoso) obtendrá un premio,
algo bueno que tiene que conseguir a cambio de algo que le supone un
esfuerzo. Resumiendo
leer es algo obligatorio para conseguir aquello que me están limitando en el tiempo, ese premio que sólo puedo conseguir si leo,
la consola es la recompensa.
¿Cómo podrías aplicar una técnica de Psicología Inversa en este ejemplo?
Muy fácil haciendo todo lo contrario,
la recompensa es la lectura
y además en pequeñas dosis, como de forma misteriosa, que el niñ@ lo
espere como lo novedoso como aquello que no puede acceder a no ser que
sus padres se lo permitan.
Juega a la consola durante una hora y
podrás leer 6 hojas del capítulo nuevo del cuento, 6 hojas nada más,
mañana cuando juegues a la consola podrás leer otras 6 más. El niñ@
va a cambiar su percepción sobre la lectura, ya que ésta ahora es la
recompensa y está envuelta en un halo de algo poco permitido “casi
adulto”, y espera con ansia ese momento del día. A medio/largo plazo
podrás ir aumentando cada vez más sus “hojas de recompensa” hasta que no
tome la lectura como algo difícil y aburrido y se puede equiparar en
cierta medida a la diversión que proporciona un videojuego.
¿Entonces estamos sugiriendo que esta técnica es la panacea para que tu niñ@ cuando tengo 9/10 años desee leer sin parar?
NO, como dijimos en la anterior entrada estás
técnicas de Psicología inversa pueden ser adecuadas para algo específico
y temporal pero ni mucho menos aconsejamos que se utilicen para
conseguir todo aquello que un adulto desee y se prolonguen excesivamente
en el tiempo.
Lo primero que hay que considerar, es que todos los niños no son
iguales ni tienen los mismos gustos ni las mismas motivaciones, por lo
que esta técnica podría ser válida o no, atendiendo a diferentes causas
individuales de cada niñ@.
Y lo segundo y más importante, a la hora de emplear una técnica como
esta, sugerimos hacerla desde la mesura, llegando a un acuerdo con
nuestro niñ@ y explicándole detenidamente los pros de la lectura,
intentar buscar ese equilibrio, para que
la lectura no se convierta en una obligación
pero tampoco moldear a nuestro gusto para que mi niñ@ lea, coma, hable,
se relacione exactamente como a mí me gustaría que lo hiciese.
Es bueno empezar desde muy pequeñitos a dar esa
autonomía necesaria para que pueda elegir aquellas cosas que le gustan y nosotros los adultos le
acompañemos en ese camino, sin dirigirlo y si puedo compartir con él o ella la lectura y el videojuego intervendrán
emociones que harán que ese
equilibrio sea mucho más fácil.
INTENCIÓN PARADÓJICA. IMPOTENCIA
Tratemos durante los dos próximos segundos en no pensar en un elefante rosa.
¿Difícil verdad?, basta con que te digan que no pienses en algo para
que tu mente automáticamente se ponga a pensar en ello, los pensamientos
a veces funcionan así, cuanto más luchemos contra ellos estarán más
presentes y será complicado deshacernos de ellos y especialmente
aquellos que nos preocupan, porque al fin y al cabo la diferencia entre
el elefante rosa y otro pensamiento que no queremos tener, va a estar en
la ansiedad que nos produce y el valor que le demos a un pensamiento.
El elefante rosa no produce nada de ansiedad por lo que
automáticamente cuando pienses en él pasaras a otra cosa, sin darle
ninguna importancia.
Pongamos que tenemos un problema de erección y estamos procurando que
no aparezca ese pensamiento justo en el momento más inadecuado ¿Qué
ocurrirá? El pensamiento va a aparecer, pero está vez acompañado de
mucha ansiedad y junto con una serie de pensamientos negativos “otra
vez”, “me va a volver a pasar”, “que va a pensar mi pareja de mí”, por
lo que irremediablemente en la mayoría de los casos el problema de
erección se mantendrá y es posible que empeore con el tiempo si no se
interviene.
Veamos ahora alguna de las técnicas que se aplican a este problema de
modo muy introductorio y que sirvan solo como ejemplo, ya que son solo
una de las técnicas que se podían aplicar después del estudio individual
de un caso y atendiendo a una gran cantidad de variables que deben ser
analizadas.
Se podría resumir como “la técnica de no hacer nada”, es como el que
no sabe nadar y flota en alta mar, en cuanto se dé cuenta que está en
peligro se pondrá a hacer movimientos bruscos y a hundirse.
¿Qué es lo que tiene que hacer?
Nada, mantenerse quieto y esperar a recibir ayuda, sin ninguna duda
está es la mejor solución pero va a ser imposible no pensar en que te
vas ahogar, ya que no sabes nadar.
Con un problema de erección (no orgánico) se debe actuar exactamente
igual que el pobre ahogado, no haciendo nada y no pensar que “que te vas
ahogar” ya que a diferencia del ahogado, si sabes nadar y lo has hecho
otras veces pero la propia ansiedad del “miedo a ahogarse” va a producir
que el problema de erección se mantenga.
Veamos ahora el ejemplo prometido de intención paradójica para un caso de erección.
“La prohibición de aquello que queremos conseguir”, si no quiero
pensar en mi problema, una técnica muy efectiva es la de auto-prohibirse
aquello que deseo, puedes hablar con tu pareja y llegar al acuerdo de
que durante el próximo mes la abstinencia será total, con esto nos
evitaremos estar “anticipando” que este día o a que esta hora quizá me
tenga enfrentar a mi problema por lo que el pensamiento estará presente
durante todo el día o según se vaya acercando la ahora o el momento que
consideremos apropiado.
Con la auto-prohibición, conseguiremos evitarnos estos pensamientos de
incertidumbre y pensamientos negativos, sabemos que hasta dentro de un
mes “no toca nadar”, ¿pero esto no es lo que llamaríamos evitar un
problema? Pues sí, estaríamos evitando el problema pero solo de forma
cognitiva (que es lo que queremos) sin lugar a dudas durante ese mes si
existe deseo, ese acuerdo se va a incumplir en algún momento y las
posibilidades de éxito van a ser mucho mayores porque no habré estado
pensando en que ese momento podía llegar a darse.
Una vez obtenido este éxito, nos olvidaremos “del miedo a ahogarse”
ya que habremos recordado que nosotros no teníamos ningún problema para
nadar