lunes, 9 de mayo de 2016

Los celos

       ¿ enfermedad o mucho amor?

El amor y los celos están íntimamente relacionados, ya que quien ama permanece habitualmente en estado de alerta hacia la otra persona. Los celos en pequeñas dosis son saludables e incluso pueden calificarse de románticos pero cuando son excesivos pueden resultar enfermizos y llegar a causar irremediable dolor. Como en muchos de los problemas psicológicos, los celos son el inicio y el desencadenante de una situación personal y familiar insostenible.
El principal problema es que aunque sí se puede alcanzar un cierto control, su curación es muy difícil. Una vía para dominar los celos es hablar abiertamente de ellos con la persona que se los provoca y, en su caso, con el especialista. Es fácil que en toda relación se produzcan celos por temor a perder al ser querido, pero hay que ser capaz de controlarlos para lograr ser feliz, pues la persona celosa difícilmente puede serlo, ya que sus deseos por controlar a su pareja de forma continua, y el sospechar de todos sus actos, le imposibilita conseguir esa felicidad.
Debajo de esta problemática encontramos:
  • Una baja autoestima (aunque parezca lo contrario).
  • Dificultad para valorarse a sí mismo.
  • Pérdidas afectivas en la infancia ocasionadas por padres poco valorativos de las virtudes de los hijos, muy exigentes y muy críticos.
  • Patrones afectivos mal aprendidos o modelos poco útiles para seguir.

Baja autoestima

Los especialistas consideran que los celos surgen en aquellas personas inseguras que no confían en que su pareja sea capaz de quererle y de serle fiel. Cuando una persona tiene la autoestima por los suelos, le resulta difícil llegar a creer que alguien pueda fijarse en ella, por lo que empiezan las dudas y se llegan a ver traiciones donde realmente no las hay.
El historial de críticas y valoración que arrastra una persona celosa, hace que no sepa apreciar lo que los demás hacen por él, y que lo interprete como si no fuese para él, como si debe de haber otro motivo para que se actúe así, motivo que habitualmente se encuentra en un posible amante que hay que ocultar, y todas las conductas que realice su pareja serán re interpretadas por el celoso hacia ese punto.
El problema está en la pérdida de autoestima que ha sufrido esta persona y que le hace verse como poco merecedor de cariño o aprecio. En su pensamiento sólo hay ideas del tipo:
  • "No valgo para nada"
  • "Nadie puede quererme porque soy un perdedor"
  • "Por qué me quiere mi pareja si no valgo para nada"
  • "Seguro que me está engañando"

Creatividad de la mente

La mente es una de las "máquinas" más creativas que existen y que actúa de forma automática. Cuando una persona permite que los celos se manifiesten en su forma de ser y comportarse, su carácter se ve dominado por ciertas ideas falsas o verdaderas. La persona empieza a ver cosas que no son ciertas, llegando a acusar a otras personas sin tener pruebas. El celoso con ánimo de controlar todos los pasos de su pareja para que no le sea infiel, consigue mantener a ésta como en una cárcel, e incluso los detalles buenos que su pareja pueda tener con él, serán mal interpretados y llevados al extremo.
Los celos son, como hemos dicho, la falta de confianza en uno mismo y en la pareja. Se trata de una actitud obsesiva que encadena situaciones innecesarias que se pueden evitar bajo un adecuado análisis. En muchos casos, la persona celosa actúa impulsivamente, de forma inadecuada con la pareja, y una vez que se ha dado cuenta del error que ha cometido se arrepiente y se disculpa. No obstante, el tiempo va pasando y el error se vuelve a cometer, lo que sin duda llega a deteriorar una relación.

Agresividad verbal o física

Cada vez que el celoso interprete que le están engañando, reaccionará de manera agresiva, ya sea verbal o físicamente, con críticas a su pareja, recriminaciones, obligaciones, etc. que sólo él será capaz de entender debido a su incoherencia y que los demás verán como un abuso de poder y una falta de respeto, con lo que las discusiones se sucederán una y otra vez.
Como su actitud se fomentó desde la edad infantil, esta se equipara a la de un niño pequeño, con rabietas, gritos, agresividad, incomprensión e irracionalidad.

Esta problemática es más profunda de lo que parece en un primer momento, pues no se trata de un individuo cabezón que sólo piensa en él, sino que subyace un verdadero problema emocional que necesita tratamiento y re aprendizaje.

¿Qué hacer contra los celos?

Una serie de recomendaciones pueden ayudar a la persona celosa, pero siempre que ella desee con todas sus fuerzas acabar con esta actitud obsesiva. Las personas celosas deben identificar si existen realmente razones para sentir celos. En caso de que existan motivos para expresarse de tal forma, éstos se deben expresar inmediatamente a la otra persona, con la finalidad de evitar malos entendidos y un deterioro en la relación.
También es recomendable hacer una lista de las ideas o celos, escribiendo junto a cada uno las razones que le hacen pensar en ellos y las pruebas que tiene para que sean ciertos sus pensamientos. Asimismo, se debe eliminar la palabra "celos" de su vocabulario porque hace referencia a una actitud no deseada. En lugar de decir "soy celoso" es mejor decir "actúo celosamente", ya que de esta manera se hace referencia a un hecho concreto y no a la propia identidad de la persona.
Cuando aparece un arrebato, lo mejor que podemos hacer es mantenernos calmados y serenos, preguntarle qué es lo que le ha molestado y cómo podemos mejorar. Así, se sentirá poseedor de la verdad y se relajará. Si nos enfrentamos a él, sólo empeoraremos la situación.

Buscaremos actividades gratificantes para los dos miembros de la pareja, a fin de relajar los ánimos y fomentar la buena comunicación y los buenos momentos, ya que si entramos en la dinámica de sólo discusión, estamos perdidos.

La realización de actividades gratificantes ayudará a mantener a la pareja unida y a elevar la valía y la autoestima del celoso, al hacer cosas útiles que le relajan y disminuyen su ansiedad.

Si su actitud es pasiva, las ideas negativas serán mucho más recurrentes, ya que la mente no estará distraída y el problema se incrementará.

Si la situación está desbordada y sin control, lo mejor será acudir a un terapeuta que intervenga en el re aprendizaje de nuevas conductas más adaptativas y de nuevos pensamientos más racionales.
Se establecerá un plan de tareas a realizar durante la semana, de refuerzos obtenidos y de castigos por los malos comportamientos, con el fin de mantener y fomentar la conducta sana y extinguir la conflictiva.
Asimismo, se estudiarán los pensamientos distorsionados para desmontarlos y sustituirlos por otros más racionales y maduros, se delimitará el horario en el que se puede discutir y en el que se tiene que disfrutar, para que se sienta obligado a cumplirlo y que la situación no empeore.
Debido a que muchos de sus razonamientos son erróneos y exagerados por su nivel de ansiedad, si se obliga a la persona a retenerlos y no decirlos hasta que llegue su “horario de celos”, muchos habrán desaparecido o se habrán mitigado, con lo que nos evitamos muchos enfrentamientos innecesarios.

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