miércoles, 4 de mayo de 2016

los deseos son el motor de la vida

¿De qué estoy hablando? De los deseos. ¿Qué son? En lenguaje psicológico o filosófico:
 “El deseo se dice del anhelo de saciar un gusto. Para algunos, el deseo es la causa del sufrimiento mismo y, su aniquilación, el secreto de la felicidad. Para otros, el deseo da sentido a la vida y es móvil de inspiración y productividad

En lenguaje común y corriente, el deseo es una fuerza interior que te impulsa a querer cumplir, lograr o tener algo. Los psicólogos insisten en que no desear nada es una enfermedad mortal del ser humano. Y coincido con ese pensamiento. Todos los tenemos. Algunos son más pequeños; otros, más grandes. Pero el hombre en sí es deseo. Éstos están presentes en todo momento de la vida. Cuando vas caminando por la calle y ves algo que te gusta, cuando hablas, cuando duermes y hasta en los cumpleaños. “Pides tres deseos”, te recuerdan antes de soplar la velita. Y uno se pone a pensar qué es lo que más quiere que se le cumpla en ese momento. Y se te cruzan muchas cosas por la cabeza, pero terminas eligiendo los que más deseas.
Se pueden dividir en tres niveles. Están los más simples: “quiero esa gorra”, “quiero aprobar el examen”, “quiero dormir más”, “quiero comer tal cosa”. Están los más profundos: “quiero que mi equipo salga campeón”, “quiero que mis padres sean eternos”, “quiero que se acabe la pobreza en el mundo”, “quiero un novio/a”, “quiero creerte”, “quiero amor”, “quiero ser feliz”. Pero también hay un tercer nivel del deseo: el que es hacia el prójimo. Uno puede desear que a un amigo o a un familiar le vaya bien en todo lo que se proponga, que siempre tome las mejores decisiones y que          nunca se dé por vencido Rascal Flatts expresó eso perfectamente:
 “Y si te enfrentas con una opción y tienes que elegir
espero que elijas la que signifique más para ti.
Y si una puerta se abre por cada puerta que se cierra,
espero que sigas caminando hasta que encuentres una ventana,
si hace frío allá afuera
muéstrale al mundo lo cálido de tu sonrisa”
Dicen que una vez conseguido lo que uno quiere, la inquietud descansa porque el organismo ha recuperado ese equilibrio interior que había sido alterado. Automáticamente, uno siente un gran placer al haber cumplido el objetivo. Así sucede también cuando le pasa a un conocido. Uno siente una gran felicidad porque esa persona logró lo que tanto deseaba. Aunque no creo que exista un placer más grande que el que se podría llegar a sentir si se cumpliera este deseo:
  más que cualquier cosa.
Mi deseo, para ti
es que esta vida se convierta en todo lo que tú quieras
que tus sueños sean grandes y tus preocupaciones pequeñas,
que no necesites cargar más de lo que puedes llevar.
Y mientras estás allá afuera obteniendo lo que quieres,
espero que sepas que alguien te ama y quiere las mismas cosas que tú.
Si, ese es mi deseo”
Los deseos son un motor importante de la vida. Nunca hay que darse por vencidos porque todos, tarde o temprano, se pueden llegar a cumplir.

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